Seguramente alguna vez oíste algo parecido a “Tantos niños que no tienen qué comer y tú, tirando la comida!” porque es una de las frases más usadas por las mamás mexicanas que nos han enseñado que la comida, no se desperdicia.

Una filosofía muy compatible con la de nuestras mamás es la cocina de aprovechamiento, cuyo propósito es utilizar todos y cada uno de los ingredientes en su totalidad, incluyendo las sobras para evitar el desperdicio.

Las verduras sobran con mucha frecuencia, la mitad de tomate por acá, el cuartito de pimiento morrón por allá, el pedacito de cebolla huérfano, la porcioncita de verduras que te sobró del día anterior.

Cómo reinventarlos?

Puedes hacer un guisado rápido calentando un poquito de aceite en una sartén, cuando esté bien caliente, echas las verduras y casi que listo para acompañar una sobrita de arroz y completar el lunch para la oficina o la escuela.

Otra opción es picarlas bien, mezclarlas con huevo, pan molido o avena y freírlas para disfrutar de unas ricas tortitas de verduras, con o sin caldillo, porque eso es a tu gusto.

Si tienes una sobra de pasta también puedes hacer una ensalada, las puedes mezclar con carne molida para hacer unas hamburguesitas bien jugosas, o tal vez un arroz frito.

Para el desayuno o la cena una omelette con verduras y un toque de queso rallado. En realidad, usando la imaginación podemos inventar un sinfín de platos nuevos y únicos que además de aprovechar hasta el último pedacito de verdura triste en un plato sabroso y nutritivo.

Otro ingrediente que madura super rápido y que cuando venimos a ver ya no sirve es la fruta, pero con algunas ideas seguramente vamos a lograr aprovecharlas al máximo!

El primero y más sencillo de todos es usar el congelador. Que si las fresas empiezan a verse magulladas? Fuera rabitos y, al congelador! Que si te sobró medio plátano del desayuno? Lo pelas, lo rebanas y, al congelador! Así logramos alargar su vida útil.

Al día siguiente o para la semana tienes opción a preparar smoothies, licuados o yogurt con fruta.

Otra idea es convertir esas frutas demasiado maduras en mermeladas caseras. Te imaginas el pan tostado del desayuno o la merienda con una  mermelada hecha por ti?

Puedes picar la fruta y usarla para hacer unos hot cakes, un panqué de manzana, unas crepas rellenas de guayaba, puedes derretir un poco de mantequilla, calentar la fruta hasta que suelte sus jugos y usarla como topping para un helado de vainilla para darle un toque super especial.

Lo importante es que al experimentar y usar tu creatividad para usar todos esos ingredientes de maneras diferentes e ingeniosas, vas a lograr nuevas recetas que te van a encantar y que tu familia va a disfrutar.

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