Recetas inspiradas en la cocina de Frida Kahlo 🍉
Frida Kahlo, nació el 6 de julio de 1907, es una de las artistas mexicanas más reconocidas a nivel mundial, por sus autoretratos y bodegones.
Hija de padre alemán y madre oaxaqueña, Frida amó el arte, la cultura, a Diego Rivera, y tuvo un eterno romance con la cocina de nuestro país.
Fue una gran embajadora de las gastronomía mexicana, le encantaba organizar banquetes donde los sabores, las texturas, los colores, las flores frescas, los manteles y canastas con esa identidad muy propia de México adornaban la mesa de su Casa Azul.
A Frida Kahlo le gustaba planear sus menús, e ir personalmente al mercado de Coyoacán, donde conseguía los ingredientes con los que se preparaban las comidas, probaba antojitos y compraba flores y frutas que colocaba en un hermoso platón artesanal.
En su casa se cocinaban platos tradicionales como, chilaquiles o huevos rancheros, acompañados con atole, que eran servidos a la hora del desayuno.
La comida se acompañaba con vitroleros de aguas frescas y pulque. A Diego Rivera le encantaba el manchamanteles y Frida disfrutaba especialmente del mole, curiosamente fue Lupe Rivera la ex esposa de Diego quien le enseñó a preparar esta receta.
Otro de los platillos que cocinaban a la hora de la comida era la sopa de flor de calabaza o el cerdo con nopales.
Su fascinación por la época prehispánica estaba siempre presente en su mesa, donde se servían platillos como pozole, tamales, frijoles y chile.
Los cuáles gustaba compartir con sus muchos amigos quienes eran intelectuales, políticos y muchos artistas de la época como Remedios Varo o Chavela Vargas, entre muchos otros.
En su casa de estilo rústico, un espacio que destaca es la cocina, adornada con azulejos de talavera blancos, azules y amarillos, en la que los platillos se preparaban con leña, aunque ya en ese tiempo había gas.
Se utilizaban utensilios de cocina que provenían de varios estados del país, habían cazos de cobre de Santa Clara en Michoacán, ollas de barro oaxaqueñas, vasos y copas de Jalisco, vasijas de Olinalá, vidrio soplado, cucharas de madera, metates y molcajetes, casi no había cubiertos, ya que preferían usar tortillas de maíz para comer y solamente en casos especiales como cuando comían sopa usaban cucharas de peltre compradas en el mercado.
De acuerdo con algunas cartas escritas a su amigo el doctor Leo Eloesser, Frida le contaba que le encantaban las enchiladas y los frijoles refritos.
En la boda de Diego y Frida se sirvieron platos muy tradicionales, como chiles rellenos de queso, chiles rellenos de picadillo, mole negro de Oaxaca, pozole rojo y flan, que acompañaron con pulque y tequila.
Como postre se comían dulces mexicanos como cocadas o buñuelos, y por las noches acostumbraban tomar una taza de chocolate caliente y pan dulce.
A esta pareja le encantaba celebrar especialmente las fiestas como el Día de Muertos, la independencia de México en el mes de septiembre y era en esta fecha cuando preparaban uno de sus platillos favoritos (y de muchos de nosotros también) los chiles en nogada. La navidad la comenzaban a celebrar a inicios de diciembre y los festejos terminaban en Día de Reyes.
Frida resaltó la cultura mexicana en todo lo que la rodeaba, en su vivienda, en su ropa, en sus pinturas, pero también en lo que se cocinaba diariamente en su Casa Azul.
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¡Viva la vida! 🍉
¡Hasta pronto!
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