Los caldos tienen algo mágico que nos reconforta, nos relaja, nos quita el frío cuando llueve, nos recuerdan a la casa de la abuela y al cariño de mamá. Nos hacen sentir bien.

La cocina mexicana con su maravillosa riqueza y sus ingredientes coloridos y frescos ofrece un sinfín de caldos de pollo, res, pescado o camarón, que te colmarán el alma.

Empecemos por el más común pero no menos sabroso. El caldo de pollo que durante siglos se ha usado como alimento y medicina en todo el mundo porque se digiere fácilmente y tiene infinitas versiones, con o sin arroz, con verduritas, con pastas… ¡Nunca es aburrido!

Caldo de pollo con verdura y arroz

Una variante del caldo de pollo que nos encanta es el caldo tlalpeño. Dicen que surgió a principios del siglo 20 en el pueblo de Tlalpan al sur de la Ciudad de México, cuando el tranvía era el transporte más moderno. En la estación habían puestos de comida que servían estos caldos a los pasajeros. Suele llevar, además de pollo, garbanzos y chile chipotle, así que si tenemos prisas se puede convertir en un delicioso plato único.

Caldo tlalpeño a mi estilo

¿Conoces el caldo de piedra? En Oaxaca lo hacían exclusivamente los hombres honrando a las mujeres de la región. Es super original: se cuece poniendo piedras al rojo vivo en una jícara con pescado, camarones, jaiba y otros ingredientes. Listo en minutos! Aquí te dejamos una versión moderna para que revivas una tradición llena de amor.

Caldo de piedra en molcajete

Otro super sencillo es el caldo de res. Se prepara cociendo carne con o sin huesos, y verduras. Comida completa, con muchas variantes que apapachan el alma.

Caldo de hueso de res y tuétano

Uno de los platos más populares en fondas y hogares del centro del país es el mole de olla. Ojo: no es un mole en realidad, pero por las hierbas aromáticas y chiles que lleva evoca sus olores y sabores. Suele llevar, elote, chayote, papa, ejotes y a veces xoconostle. Cada familia lo prepara a su manera, y siempre es delicioso.

Mole de olla

Uno de los platos más reconfortantes y queridos por grandes y pequeños por igual es el caldo de albóndigas. Tiene el poder de recordar nuestra niñez y el sabor del caldo que nos hacía la tía consentida. Aquí también, cada familia tiene una receta propia. Puede llevar menta y verduras o no. Lo que sí, es que te va a poner de buenas y que su sabor casero te va a encantar.

Caldo de albóndigas

El remedio perfecto para un domingo post fiesta o como entrada para una comida de mariscos es el caldo de camarón. El chile guajillo, el jugo de limón y los camarones juntos además de oler a gloria te reviven porque te reviven.

Caldo de camarón

¿Cuál es el favorito de tu familia?

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